Ingredientes
Elaboración
- Pon al fuego dos litros de agua y, cuando rompa a hervir, añade las espinacas sin descongelar. Espera hasta que vuelva al punto de ebullición y cuece durante seis minutos. Escurre con un colador y reserva.
- Pica el ajo y la cebolla en dados pequeños. Calienta un chorrito de aceite en una sartén y añade ambos ingredientes. Cocina a fuego medio durante diez minutos aproximadamente, o hasta que la cebolla se dore.
- A continuación, añade las espinacas previamente escurridas. Añade sal y pimienta y rehoga durante tres minutos.
- Es el momento de preparar la bechamel para nuestras espinacas gratinadas. Para ello, cubre la base de otra sartén con aceite y calienta a fuego medio suave. Cuando esté caliente, añade las dos cucharadas de harina y remueve sin parar para que no se queme.
- Sin dejar de remover en ningún momento, añade la leche poco a poco para ir dando forma a la bechamel. Puedes prepararla a tu gusto; en este caso, la cantidad de leche permitirá que sea bastante ligera para fundirse posteriormente con las espinacas.
- Cuando los grumos desaparezcan y la textura esté ligada, añade las espinacas rehogadas con el ajo y la cebolla. Remueve para integrar y cocina durante unos minutos más.
- Una vez cocinado, traslada la mezcla a un recipiente para hornear. Precalienta el horno a 200ºC y, mientras, añade la mozzarella por encima. Introduce la fuente y hornea, en función grill, durante unos cinco minutos, hasta que el queso esté fundido y ligeramente tostado. ¡A disfrutar de estas deliciosas espinacas gratinadas!
Recomendación del chef
Este plato es ideal como primer plato, que puedes convertir en menú completo acompañando con preparaciones de pescado. ¿Qué te parece un salmón con salsa teriyaki y sésamo o un salmón con crema de leche? ¡Completo y sabroso!